Sobrevivir a las terrazas

«Aunque fracasen, lo que necesitamos son soñadores» sostenía Jonas Mekas, el legendario cineasta underground que visitaba esta semana Madrid para presentar su nuevo libro. «Ahora la gente solo habla de pan y trabajo, hemos olvidado todo lo demás», y continúa «La economía ha enterrado todo. Pero el pan y el trabajo no lo son todo en la vida».

Traemos esta reflexión aquí para mostrar nuestra perplejidad sobre el último debate de la patronal hostelera por su denostada lucha para invadir el espacio público con terrazas y el chantaje del empleo. La actividad económica no se puede abrir paso a costa del descanso de los vecinos. Estamos ante un conflicto de derechos entre diferentes partes que lo que realmente está poniendo en evidencia es el tipo de ciudad que queremos y qué modelo de actividad económica le interesa a Cádiz.

El futuro no se llama hostelería, se llama gastronomía. No son más veladores, son más creativos culinarios. No es mi negocio, es nuestra ciudad. La Capital Española de la Gastronomía se convierte en el destino de moda, con impacto social e incremento en número de visitantes, es transversal, aumenta el consumo de calidad, es un escaparate internacional

Nadie duda que las terrazas significan la supervivencia para muchas familias, pero no por tener más mesas en las plazas los hosteleros van a crecer más. Como siempre repetimos el error de confundir entre cantidad y calidad. ¿O acaso más bares en la calle significan un perfil de cliente de mayor poder adquisitivo? ¿Queremos tener una economía hostelera de supervivencia veraniega o preferimos cambiar la realidad y tener una oferta de calidad?

Pan y trabajo no lo son todo en la vida como sostiene nuestro admirado Mekas. Hay que construir futuro soñando con nuevos retos que planteen ideas originales. Proyectos singulares con los que sostener una planificación a largo plazo y que reivindique a Cádiz como una ciudad de capital creativo entorno al hecho gastronómico, un sector de oportunidad que está transformando en muchas ciudades españolas el discurso como destino turístico.

Es decir, no se trata de pedir más terrazas, se trata de saber si queremos ordenar las ideas, trabajar en común, entender la ciudad de manera generosa y pensar entre todos, hosteleros, administración, ciudadanos, profesionales, vecinos y consumidores. El futuro no se llama hostelería, se llama Gastronomía. No son más veladores, son más creativos culinarios. No es mi negocio, es nuestra ciudad.

Y en esa senda traemos una iniciativa que puede alimentar este planteamiento, que es la candidatura de Cádiz a la capital española de la gastronomía. Un evento anual que promueven la Federación Española de Hostelería (FEHR) y la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET), con el objetivo de promocionar, a nivel nacional e internacional, la gastronomía como uno de los principales atractivos para el turismo en España.

La mecánica de la elección es sencilla. Cada año se nomina una ciudad otorgándole el título de Capital Española de la Gastronomía (CEG), cuyo mandato se corresponde con el año natural. Los beneficios son numerosos. La ciudad elegida se convierte en el destino gastronómico de moda, con impacto social e incremento en número de visitantes, es transversal, aumenta el consumo de calidad, es un escaparate internacional, desarrolla programas de formación para la hostelería, nuevos paquetes de destino gastronómicos y sobre todo, deposita un legado en la ciudad que se incorpora a una red de gastro-ciudades.Este año corresponde a la ciudad de Huelva la capitalidad, pero otras ciudades como Vitoria, Burgos, Cáceres o Toledo ya han tenido la oportunidad de engrosar la lista y de aumentar su prestigio gastronómico.
¿Acaso Cádiz no puede competir por ser Capital Española de la Gastronomía? ¿No podemos pensar a largo plazo y construir proyectos que nos traigan más prosperidad?

Hay que fomentar el talante y la voluntad de diálogo. Explorar la realidad y desterrar actitudes conservadoras que con frecuencia nos hacen caer en la trampa de construir nuestra identidad con elementos provenientes del pasado. La ciudad tiene talento suficiente para ganar una capitalidad como ésta a pesar de que unos pocos solo quieran terrazas.

Necesitamos soñar, aunque fracasemos. No dejemos que la economía entierre nuestros sueños.

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